Ejercicios Espirituales en nuestra Parroquia

Los Ejercicios Espirituales son una experiencia personal. Sin embargo, no son una experiencia solitaria, sino acompañada por el que da los Ejercicios. Alguien que desde fuera, y sin interferir en la comunicación de Dios con el ejercitante, le ayuda en el discernimiento y le va proponiendo las etapas del proceso. Porque los Ejercicios tienen un fin práctico: son un proceso personal de búsqueda de la voluntad de Dios en la disposición de la propia vida. Afectan a la propia vida. Transforman a la persona. Para ello también se configuran como un método, que requiere la participación activa y ordenada del ejercitante.

Los Ejercicios son un itinerario hacia Dios. Sabemos de dónde se parte (del presente), pero no sabemos a dónde llevan. En pocos días no suceden grandes milagros, pero los Ejercicios apuntan siempre hacia un más, hacia algo nuevo: «¿A dónde me queréis, Señor, llevar?».

Los Ejercicios son un método. No se trata de estar en silencio esperando; Ignacio ofrece un modo y orden, tareas para hacer a distintos tiempos, propuestas para buscar algún fruto. Se trata de hacer Ejercicios, de implicarse. Los Ejercicios requieren una persona dispuesta al trabajo, no pasiva ni pasota, que se deja ayudar por otra persona que le propone el método ignaciano y la acompaña en su proceso.