Homilía del XXXIII domingo del tiempo ordinario

En la homilía de hoy, D. Manuel nos explica cómo las lecturas de hoy toman un tono apocalíptico, presentándonos a Jesucristo como sacerdote de la Nueva Alianza. En primer lugar, Jesucristo es sacerdote porque ha ofrecido el sacrificio nuevo y definitivo, en el que no ofrece sangre de animales, sino a sí mismo.

En segundo lugar, Jesús como sacerdote tiene una misión importante: la de instruir y enseñar. Hoy Jesús nos enseña cómo las cosas de este mundo, aún siendo verdaderas, son muy limitadas. Él es la sabiduría hecha carne, que nos enseña la verdad del cielo, que es la meta de nuestra vida.

En tercer lugar, Cristo sacerdote es Áquel que perdona nuestros pecados. Cuando en la confesión somos regenerados por la gracia de Dios, nuestra vida empieza de nuevo.