En la homilía de hoy, D. Manuel Palma nos recuerda que hemos comenzado ya el largo camino de acompañamiento a Cristo que es el tiempo ordinario. Un tiempo extraordinario para encontrarnos con el Señor, para renovar nuestro encuentro con Él. Un tiempo adecuado para poner nuestros pasos detrás de la huellas de Cristo y para poder volver a escuchar su Palabra.
La palabra de Cristo dice y hace, y por eso tiene el poder de obrar la salvación. Y junto con el oído, también los ojos tienen que estar abiertos en el seguimiento del Señor para contemplar sus acciones, la maravilla de sus obras. Una obras en las que el Señor perdona los pecados, sana a los enfermos, libra del demonio a los que están poseídos por el mal y resucita a los muertos.