Homilía XXXI domingo del tiempo ordinario

 

En la homilía de hoy, don Manuel Palma nos señala tres aspectos:

    • Zaqueo era jefe de publicanos y rico. Pertenecía a los recaudadores de impuestos que cobraban el tributo al pueblo judío, para dárselo al imperio romano. Eran tenidos por todos como personas despreciables. Y además, eran tenidos públicamente por pecadores. De manera que su discriminación no era sólo de orden social, sino además de tipo religioso.De manera que todos se guardaban mucho de entrar en contacto público con ellos. Sin embargo, el Señor fijó su mirada en Él, hasta el punto de llamarlo por su nombre: Zaqueo.

  • La segunda palabra que el Señor dice: “Zaqueo baja enseguida, porque es necesario que hoy me quede en tu casa”. A un padre de la Iglesia antigua esta expresión le llama mucho la atención. ¿Por qué dice Jesús es necesario? Y responde el maestro, el padre de la Iglesia antigua, que en esta afirmación esta encerrado el fin de la misión de Cristo: el Hijo de Dios se ha hecho hombre para traer la salvación a la humanidad, para traer la vida nueva al mundo.
  • Y la tercera parte, dice el evangelista que Zaqueo lo recibe en su casa con verdadera alegría. De muchos modos había encontrado Zaqueo hacer que en su corazón entrara la alegría. De muchas maneras había procurado encontrar la felicidad. Sin embargo, sólo ahora, con el encuentro con Cristo descubre la verdadera alegría.