El sacerdote sevillano, seise de la catedral, fue canonizado el 16 de octubre de 2016.
El 16 de octubre de 2016 se celebró en el Vaticano la ceremonia de canonización del sevillano San Manuel González , el «obispo de los sagrarios abandonados». Como narraban las crónicas de aquel día «fue una hermosa mañana de sol radiante, el Papa Francisco ha canonizado este domingo en la plaza de San Pedro a Manuel González García (1877-1940), miembro de los famosos «niños seises» de la Catedral de Sevilla y sucesivamente sacerdote, párroco, obispo de Málaga , refugiado en Gibraltar por la violencia de 1931, y obispo de Palencia ».
Al mismo tiempo que el Papa pronunciaba la fórmula de canonización poco después de las diez y media de la mañana , repicaron también las campanas de Sevilla (ciudad natal), Palomares del Río (primera parroquia), las de la parroquia de San Pedro de Huelva y sobre todo las de Málaga y Palencia . El Papa Francisco afirmó durante la homilía de la canonización del obispo español junto a otros seis nuevos santos de Europa y América, que «estos siete testigos han combatido con la oración la buena batalla de la fe y del amor. Por eso han permanecido firmes en la fe con el corazón generoso y fiel».
El nuevo santo español, conocido como «el obispo de los sagrarios abandonados», transmitió a muchas personas su amor por la Eucaristía mediante su ejemplo personal, sus escritos y la fundación de las Misioneras Eucarísticas de Nazaret y la Unión Eucarística Reparadora (Marías de los Sagrarios y Discípulos de San Juan).
Desde Mateos Gago
Desde Sevilla las ocho religiosas que forman parte de la casa de las Misioneras Eucarísticas de Nazaret de la calle Mateos Gago , en compañía de más de un centenar de personas que siguen su labor, se trasladaron aquel día hasta Roma. Allí pudieron reunirse con miembros de congregaciones procedentes de distintos puntos de España y del mundo para asistir a la canonización de un nuevo santo sevillano, el beato Manuel González García, su fundador.
Manuel González fue un hombre innovador, espiritual y valiente , que se enfrentó, a riesgo de su vida. En 1931 fue enviado a Gibraltar para protegerle del peligro de asesinato, y después a Castilla la Vieja. En Málaga, Burgos, Madrid y Palencia fue maestro espiritual de muchos santos de la época y mártires de la persecución religiosa. Se distinguía también por una gran capacidad de organizar la los necesitados, pues empezó abriendo en Huelva escuelas para niños pobres, escuelas de aprendices, granjas, etc. y ayudó a muchas familias durante la hambruna de 1913.
Ya cuando fue nombrado obispo, en el año 1915, Manuel González organizó una comida de fiesta para tres mil niños pobres , en la que él mismo servía a la mesa acompañado de amigos y autoridades. Pero su rasgo espiritual era el amor a Jesucristo en los sagrarios abandonados, como el que se encontró en su primera parroquia, y que le llevaría a fundar numerosos grupos de espiritualidad eucarística.
En 2001, el Papa Juan Pablo II lo declaró beato y lo propuso a toda la Iglesia como «modelo de fe eucarística». La curación de una joven palentina de 18 años que sufrió una grave peritonitis tuberculosa en los años 50 fue el milagro que se le reconoció para ser beatificado.
En el proceso de canonización se incluyó la curación científicamente inexplicable ocurrida en 2008 de una madrileña que sufría un linfoma agresivo , cuya enfermedad desapareció al rezar una novena con la reliquia del entonces beato.
Calle Vidrio
Nacido el 25 de febrero de 1877 en la sevillana calle Vidrio en el seno de una familia humilde y recibió el sacramento del bautismo en la iglesia de San Bartolomé. Manuel González fue niño seise que estudió en el colegio catedralicio de San Miguel, donde germinó su vocación sacerdotal que le llevaría hasta el Seminario en 1889. Allí se formó hasta 1901, y con 24 años recibió la ordenación sacerdotal de manos del beato cardenal Marcelo Spínola, llegando a presidir su primera misa en la iglesia de la Santísima Trinidad.
En 1902 fue enviado a predicar una misión al municipio sevillano de Palomares del Río, donde la experiencia le valió el sobrenombre de «obispo de los sagrarios abandonados». Su objetivo no será otro que «eucaristizar», término que acuñó para hacer extensivo su apostolado a la parroquia, las familias, las instituciones, a cada persona…
Puso en marcha varias obras sociales para aliviar o remediar el sufrimiento de los más necesitados. Fundó en 1910 la Unión Eucarística Reparadora (Marías de los Sagrarios y Discípulos de San Juan) y también las Misioneras Eucarísticas de Nazaret , en 1921. Su misión será difundida igualmente a través de la revista «El granito de arena», creada en 1907 y que surgió como órgano de la acción social católica de Huelva. Fue la provincia onubense su primer destino. El 1 de marzo de 1905 era nombrado cura ecónomo de San Pedro y al poco tiempo arcipreste de esa ciudad, en la que empezó a sembrar a manos llenas entre obreros de minas y gente humilde. Según detalla Rafael Palmero Ramos, obispo emérito de Orihuela-Alicante, en una biografía sobre Manuel González, «poco a poco, pero sin pausa, se fue formando una ciudad eucaristizada».
Otra fecha clave en su trayectoria sería el 16 de enero de 1916, cuando fue consagrado obispo y enviado a Málaga, donde continuó su labor pastoral e inició, a partir de 1920. Poco tiempo después de proclamarse la II República el 14 de abril de 1931 , hubo de abandonar la provincia tras marcharse a Gibraltar, y posteriormente a Madrid, desde donde rigió su diócesis hasta que en 1935 el Papa Pío XI lo nombra obispo de Palencia, destino en el que transcurrirán los últimos cinco años de su ministerio episcopal. El 4 de enero de 1940 en el sanatorio del Rosario de Madrid, moría don Manuel tras una vida entregada a los demás.