La homilía del XXIII domingo del tiempo ordinario, nos explica cómo Cristo nos dice este mundo se acaba, y que no podemos apoyar nuestra vida en las realidades de este mundo, que tienen una caducidad. Sólo Cristo es el fundamento de nuestra realidad, y sólo Él tiene la respuesta a acontecimientos como los que hemos vivido estos días. Cristo es la respuesta al mal de nuestro mundo: se ha ofrecido en sacrificio para el perdón de nuestros pecados.
Hoy, además, día de la Iglesia diocesana, vemos cómo en nuestra parroquia vivimos momentos fundamentales de nuestra vida, donde Cristo nos habla al corazón, por medio de la proclamación de la Palabra de Dios, dónde vivimos la llamada de Cristo, para vivir la vocación apostólica que recibimos en el sacramento del bautismo…., dónde nos nutrimos de la Presencia de Cristo. Al mismo tiempo, la parroquia es el lugar dónde vivir nuestra responsabilidad como cristianos.