El Beato Álvaro del Portillo -también conocido como Don Álvaro- fue un obispo español del siglo XX, muy querido y recordado por su talante afable y espiritual. Ha sido siempre una de las figuras más representativas del Opus Dei y fue el primer sucesor de San Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador de la Prelatura. De profesión fue ingeniero civil y obtuvo los grados de doctor en filosofía y en Derecho Canónico.
Nació en Madrid (España) el 11 de marzo de 1914 en el seno de una familia muy devota. Ingresó al Opus Dei en 1935, mientras era estudiante de la Escuela de Ingenieros de Caminos de Madrid.
El 25 de junio de 1944, tras finalizar los estudios civiles y eclesiásticos, fue ordenado sacerdote en Madrid por el obispo de la diócesis, Mons. Eijo y Garay. En esa diócesis ejerció el ministerio sacerdotal hasta que, en 1946, se trasladó a Roma. Allí tuvo la oportunidad de continuar sus estudios y llegó a doctorarse en Filosofía y Letras, y en Derecho Canónico.
Álvaro del Portillo llegó a ser consultor de varios dicasterios de la curia romana, y participó del Concilio Vaticano II, donde fue secretario de la comisión que elaboró el decreto Presbyterorum Ordinis, sobre el ministerio y la vida de los presbíteros. Asimismo, mantuvo una estrecha relación con varios Papas, especialmente con San Pablo VI, uno de sus primeros amigos en Roma.
Tras la muerte de San Josemaría Escrivá en 1975, fue elegido para sucederlo al frente del Opus Dei, que dirigió durante 19 años, hasta su muerte.
El 28 de noviembre de 1982, al ser erigida la Obra (el Opus Dei) como Prelatura Personal, el Santo Padre Juan Pablo II le nombró Prelado del Opus Dei. Posteriormente, el 6 de enero de 1991, Juan Pablo II le confirió la ordenación episcopal.
Álvaro del Portillo falleció en 1994, después de haber participado en una peregrinación a Tierra Santa. San Juan Pablo II, durante su funeral, se presentó a orar ante sus restos mortales, como reconocimiento por su servicio al pueblo de Dios.
El 5 de julio del 2013 fue hecho público el milagro concedido por intercesión de Don Álvaro. El milagro fue la curación del bebé chileno José Ignacio Ureta Wilson, quien con solo unos pocos días de vida sufrió numerosas y graves complicaciones de salud. Al mes de vida, José Ignacio sufrió un paro cardíaco que duró entre 30 y 45 minutos. Sus padres pidieron la intercesión de don Álvaro y el niño sobrevivió. Actualmente, José Ignacio no presenta secuelas de gravedad.
El Prelado del Opus Dei fue beatificado en Valdebebas (Madrid) por el Cardenal Ángelo Amato el 27 de septiembre de 2014, en una Misa a la que asistieron más de 200.000 personas provenientes de todo el mundo.