En Nigeria, 10 cristianos fueron asesinados —incluyendo una mujer embarazada y su hijo en gestación— el pasado Lunes de Pascua, 1 de abril, en tres comunidades de la parroquia Santo Tomás Apóstol de Bokkos, en el estado de Plateau, según informó la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN, por sus siglas en inglés).
La información fue compartida con ACN por el P. Andrew Dewan, director de comunicaciones de la diócesis nigeriana de Pankshin, en donde tuvo lugar el ataque, presuntamente perpetrado por militantes Fulani [pastores seminómadas musulmanes].
“La semana pasada hubo ataques violentos (en tres comunidades de la parroquia]. Diez personas murieron y a una mujer embarazada le abrieron el vientre. El bebé no se salvó”, señaló el P. Dewan.
El sacerdote indicó además que estos ataques pudieron ser una venganza por la muerte de dos fulanis, que fueron supuestamente asesinados por personas de la localidad de Tangur. “Así que fueron a la caza de los asesinos, y a cambio mataron a 10 personas”, precisó.
Para el P. Dewan, esta situación es “un ciclo de violencia”, que mantiene a la población siempre en estado de alerta, en caso de que deban defenderse de algún ataque. Asimismo, manifestó que la respuesta del gobierno nigeriano ha sido inadecuada y que, en tiempos de crisis, no confían en las autoridades para protegerlas.
“Se refugian en iglesias, que no están acostumbradas a lidiar con tal avalancha de desplazados internos”, afirmó.
Además de la masacre el Lunes de Pascua, a partir del 23 de diciembre y durante cuatro días consecutivos, los fulanis presuntamente atacaron 26 pueblos en Bokkos, asesinando a más de 300 cristianos, según ACN.
Esta gravísima situación ha generado también una crisis de desplazados dentro de Nigeria, por lo que se establecieron 16 campos de refugiados, también en Bokkos, la mayoría gestionados por la Iglesia Católica.
“La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) calcula que hay 3,1 millones de desplazados internos en toda Nigeria, alimentados por la insurgencia en el noreste y los pastores extremistas fulani en el Cinturón Medio”, precisó la fundación pontificia.
En ese sentido, la parroquia del P. Dewan considera que sostener la predicación de los valores del Evangelio es, ahora más que nunca, de vital importancia para Nigeria, además de seguir exhortando al gobierno a que “salvaguarde la vida de la gente”.
Asimismo, se refirió a la importancia de la Iglesia y de sus instituciones para atender a los desplazados y a las demás víctimas de los ataques extremistas: “La respuesta a estas emergencias humanitarias ha reforzado nuestra fe en el Evangelio. Vemos una Iglesia receptiva, que no olvida a su gente ni a las personas de otras religiones”.
La Iglesia Católica se mantiene firme ante las dificultades para ayudar a los más vulnerables de Nigeria. Por último, el sacerdote remarcó la fe de los desplazados internos y del resto de las personas que sufren la violencia, señalando que —hasta este punto— la religión cristiana los ha sostenido siempre.