Este pasado lunes tuvo lugar en nuestra parroquia la segunda sesión del aula de formación parroquial: La esperanza cristiana en la resurrección. En ella, D. Manuel parte planteándonos la pregunta de qué ocurre después de la muerte. Pues bien, la iglesia afirma que, después de la muerte, el alma se separa del cuerpo. El hombre no se reduce sólo a la materia. El alma humana es única y espiritual. En virtud de la gracia de Dios, el alma humana participa de la inmortalidad. El alma, separada del cuerpo queda en un estado intermedio, entre su unión al cuerpo terrenal y su unión con el cuerpo glorioso.
Hablar de nuestra propia resurrección implica hablar del mismo Cristo resucitado. En la muerte y resurrección de Jesucristo, acontece el culmen de la Encarnación del Hijo de Dios hecho hombre. Cristo comparte todas las debilidades de la carne humana, incluso en la tentación, menos en el pecado. Ni siquiera el momento de la muerte es le es ahorrado.
El próximo día 21 de octubre tendrá lugar la tercera sesión de formación: «Infierno, purgatorio y cielo».
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