El presidente de los obispos españoles, Juan José Omella, sostiene que “las cifras extrapoladas por algunos medios son mentira y tienen intención de engañar”. Su mensaje, que incluye un párrafo sobre el catecismo, el pecado y la necesidad de purificación, acaba diciendo: “No nos cansaremos nunca de pedir perdón a las víctimas y de trabajar por su sanación”.
Los abusos infantiles, sostienen otras fuentes consultadas, no se dan solo en el ámbito eclesiástico. De hecho, la mayoría tiene lugar en la familia, de acuerdo con las propias informaciones facilitadas por Ángel Gabilondo. El Defensor del Pueblo se negó a dar números exactos, aunque reconoció que la institución que dirige encargó una encuesta a la empresa demoscópica GAD3, que entrevistó a 8.013 mayores de edad.
El 0,6% de esos encuestados, es decir, unas 236.000 personas si el porcentaje se extrapola al total de la población española mayor de edad, dijo haber sufrido abusos por parte de algún sacerdote o religioso. Un 1,13% de los entrevistados (el porcentaje que más llamó la atención a Defensor del Pueblo) aseguró que la agresión se produjo “en el ámbito religioso”, lo que elevaría la cifra a más de 445.000 personas.