Homilía XXXIII domingo del tiempo ordinario

En la homilía de este domingo, D. Manuel Palma nos hace ver que, al acercarse el final del año litúrgico, el tono de las lecturas se hace cada vez más profundo. En esta ocasión, el Señor pone en nuestros ojos tres advertencias fundamentales:

  • La primera es que muchos vendrán en nombre del Señor queriendo ocupar su lugar. haci ndose pasar por el Mesías. El Señor nos advierte frente a ellos, y nos propone ese ejercicio de discernimiento, de aclarar bien dónde está la verdad del Señor y dónde, en nuestra vida, la mentira del demonio.
  • La segunda advertencia que nos hace el Señor: frente a esas catástrofes tan reconocibles en nuestro mundo de hoy, terremotos, fenómenos espantosos, hambres, pestes, luchas, enfrentamientos, no tengáis miedo. Frente a todas esas realidades: no sucumbid al pánico, porque Yo estoy con vosotros.
  • En tercer lugar, el Señor nos advierte de que en medio del mundo tendremos persecución. El díscípulo no es más que su maestro. Y si el Señor fue objeto de odio, de rechazo, de persecución, hasta la cruz, también nosotros hemos de llevar en nuestra carga, los signos de la pasión de Cristo.