La muerte de un sacerdote y la persecución marcan el inicio de una Semana Santa trágica en Nicaragua


El periodo de dolor que sufre la Iglesia perseguida de Nicaragua se ha visto intensificado la mañana de este martes al conocer el fallecimiento del sacerdote Bayardo Zeledón Díaz en un accidente de tráfico.

Perteneciente a la diócesis de Matagalpa -dirigida por el obispo condenado por el régimen de Daniel Ortega, Mons. Rolando Álvarez- el sacerdote fue formador en el seminario de la diócesis y se desempeñaba como vicario de la parroquia Nuestra Señora de Fátima en la localidad de Rancho Grande, informa el portal 100noticias.

Los restos del sacerdote Bayardo Zeledón Díaz fueron trasladados la mañana de este martes desde la comunidad Rancho Grande, hacia la comunidad El Laberinto, en Matiguás, (Matagalpa) donde sus restos han sido velados a lo largo este martes santo.

Condolencias de sacerdotes y fieles exiliados

El padre Erick Díaz nicaragüense exiliado en Estados Unidos y perteneciente al seminario diocesano detalló en sus redes sociales que los funerales se realizarán este miércoles santo, información que acompañó de una oración por el alma del difunto sacerdote.

“Dios de misericordia y amor, ponemos en tus manos amorosas a nuestro hermano en el ministerio sacerdotal padre Bayardo Zeledón Díaz que has llamado de esta vida a tu presencia. En esta vida les demostraste tu gran amor, y ahora que ya están libres de toda preocupación concédeles pasar con seguridad las puertas de la muerte y gozar de la luz y la paz eterna. Habiendo terminado su vida terrena recíbelos en el paraíso, en donde ya no habrá tristeza ni dolor, sino únicamente felicidad y alegría con Jesús, tu Hijo, y con el Espíritu Santo, para siempre”, escribió.

Otro de los feligreses que lloraron la pérdida del sacerdote fue Félix Maradiaga, expreso político exiliado en Estados Unidos perteneciente a la diócesis de Matagalpa, que declaró a ACI Prensa, cómo la vida del P. Bayardo “dejó una huella indeleble de servicio a Nuestro Señor Jesucristo y de amor al prójimo“.

Con profunda tristeza, nos despedimos de tan buen pastor, pero a la vez reconfortados en la fe y en la promesa de la vida eterna: Jesús le contestó: ‘Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en Mí, aunque muera, vivirá, y todo el que vive y cree en Mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?’. (Juan 11,: 25-26)”, agregó Maradiaga.

La autora de la persecución afirma celebrar los días santos

La trágica noticia tiene lugar en un clima de persecución por parte del régimen de Daniel Ortega hacia la Iglesia católica en un periodo tan emblemático para el cristianismo como es la Semana Santa. Algo que contrasta drásticamente con las declaraciones emitidas por la esposa del mandatario y vicepresidenta de Nicaragua Rosario Murillo, quien no duda en “celebrar que estamos juntos y somos ese pueblo de inmenso amor, cristianismo, fraternidad, solidaridad, cada hora y cada día una sola inmensa luz”, como hizo este lunes santo.

Esa entrega de Cristo Jesús por nosotros que nos enseñó a vivir el amor apasionadamente y a resurgir. Debemos comprometernos con la resurrección que quiere decir renacimiento, vida buena, compromiso de concordia, cariño y sobre todo de derechos de todos en una patria donde el bien de todos se prioriza a cada instante”, celebró ante los medios de comunicación oficiales.

Semana Santa de pasión civil y religiosa

Unas declaraciones de dudosa credibilidad, ya que el mismo día la dictadura liderada por Murillo y Ortega decretó la expulsión del país del sacerdote panameño Donaciano Alarcón, detenido por la policía tras la celebración de la Santa Misa en la parroquia María Auxiliadora (diócesis de Estelí) tras pedir por la libertad de Monseñor Álvarez.

Aunque no han transcurrido tres días completos desde el inicio de la Semana Santa con la celebración del Domingo de Ramos, los atropellos de las autoridades contra la Iglesia no hacen sino incrementarse.

La expulsión del sacerdote fue solo una más, a las que hay que añadir la prohibición de la tradición de “los Cirineos” que se pretendía celebrar en la localidad de Nindirí este lunes santo.

“Nos empezaron a seguir como que fuéramos unos delincuentes y lo único que queríamos hacer es cumplir con una tradición religiosa y cultural que hemos tenido por varias generaciones”, indicó al diario Confidencial uno de los jóvenes afectados. “La única intención de la policía sigue siendo atemorizar a la población y prohibir cualquier manifestación católica, porque tienen ira contra el pueblo que expresa su fe“, afirmó ciudadana local al mismo medio.

Asimismo, el diario nicaragüense  Articulo66 denunciaba como el mismo día el régimen de Ortega dificultó la celebración de un Vía Crucis acuático que se viene realizando desde hace más de 40 años en la Diócesis de Granada, en el Gran Lago Nicaragua o Cocibolca, que finalmente se pudo celebrar pero sin la presencia de sacerdotes que lo dirigiesen.

Fuente: www.religionenlibertad.com