La Iglesia católica cuenta con veinte nuevos beatos desde las once y media de la mañana de hoy sábado. Veinte mártires de la persecución religiosa en Sevilla durante los años treinta del pasado siglo, que han subido a los altares en una ceremonia que se ha celebrado en una abarrotada Catedral de Sevilla, y que ha presidido el cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos y enviado papal para este acontecimiento, el cuarto de este tipo que se celebra en Sevilla. Anteriormente, Sevilla acogió las beatificaciones de sor Ángela de la Cruz, Madre María de la Purísima (en la explanada de la Feria y el estadio de la Cartuja, respectivamente), y la de dieciocho mártires dominicos, esta en la seo hispalense.
Además del arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz, y de los obispos auxiiares de Sevilla, monseñor Teodoro León y monseñor Ramón Valdivia, el nuncio apostólico en España, monseñor Bernardito Aúza, ha participado en una ceremonia cargada de solemnidad. También han concelebrado los obispos de Canarias, monseñor José Mazuelos; Huelva, monseñor Santiago Gómez; Córdoba, monseñor Demetrio Fernández; Cádiz y Ceuta, monseñor Rafael Zornoza; Asidonia-Jerez, monseñor José Rico; Almería, Antonio Gómez; y el auxiliar de Madrid, monseñor Juan Antonio Martínez; además de una amplia representación del clero diocesano. El apartado de autoridades civiles ha estado presidido por el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz; junto al que han estado los regidores de los municipios vinculados con los veinte nuevos beatos. La ceremonia ha sido retransmitida en directo por TRECE, el canal de la Catedral en youtube y Radio María.
Dieron su vida en defensa de la fe
Tras el acto penitencial se ha desarrollado el ruto de la beatificación. El arzobispo de Sevilla, acompañado del postulador de la Causa, fray Alfonso Ramírez, pidió que se procediera a “la beatificación de los siervos de Dios Manuel González-Serna Rodríguez y diecinueve compañeros, hijos de esta Archidiócesis de Sevilla”. A continuación, el postulador dio lectura a las circunstancias del martirio y, a su término, el cardenal Semeraro leyó la carta apostólica en la que el papa Francisco inscribe en el libro de los beatos a los siervos de Dios que dieron su vida en defensa de la fe. Una carta fechada el pasado 8 de septiembre. El siguiente paso de la liturgia, que fue seguida en las naves del templo metropolitano por más de dos mil quinientas personas, fue la procesión con las reliquias de los nuevos beatos, introducidas en una arqueta del tesoro de la Catedral, que fue portada por alumnos del Seminario Metropolitano y del Redemptoris Mater. Al respecto, se han podido recuperar las reliquias de ocho de los veinte mártires. Este momento coincidió con el descubrimiento de los dos tapices, a ambos lados del Altar del Jubileo, en el que se muestra a los nuevos beatos. Estos tapics, como el cartel de la beatificación, es obra del pintor Juan Palomo Reina. El descubrimiento de los tapices estuvo acompañado por el aplauso de la asamblea y el repicar de las campanas de la Giralda.
“La vida cristiana no es un paseo, sino una misión arriesgada”
En su homilía, el cardenal Semeraro comenzó aludiendo a la audiencia del Papa del pasado jueves, para decir que los mártires son “un ejemplo adicional de esa santidad martirial”. Un martirio que se sitúa en el contexto de la persecución religiosa española del pasado siglo, y de la que el cardenal esbozó algunos pasajes en los que dieron sus vidas los nuevos beatos. “Venerar a los mártires y considerar su suerte y los sufrimientos sufridos por la coherencia cristiana incluso en la persecución, no debe distraernos ni apartarnos de reflexionar sobre nuestra condición cristiana”, subrayó.
El prefecto del Dicasterio para las Causas de los santos precisó que “Jesús no es un vendedor de ilusiones; no es un propagandista que muestra a sus clientes todo fácil y al alcance de la mano. La vida cristiana -añadió- no es un paseo, sino una misión arriesgada”. Seguidamente, señaló que “Jesús pide a sus discípulos que le sean semejantes en todo, incluso en el sufrimiento y en la condena (…) Por último, asegura una cercanía interior que reconfortará: la del Espíritu. Por eso, el cristiano no debe dejarse intimidar, sino mantener la confianza”.
Monseñor Semeraro se detuvo en un aspecto: el sufrimiento y la prueba. Aludiendo a San Pablo, subrayó que “pueden adquirir un significado en la perspectiva cristiana. Al menos -apuntó- nos dice que no vale la pena considerarnos verdaderamente superhombres, victoriosos eternos”. En este sehtido, nos invitó a que “dejemos eso para las ficciones televisivas”. “Las pruebas de la vida, en cambio, pueden ayudarnos a madurar y, teniendo en cuenta nuestra fragilidad, no vivir compitiendo con nuestras fuerzas, sino compartiendo nuestras debilidades. Nos ayudan a abrirnos a una comunión humana”.
El cardenal concluyó la homilía con una referencia al perdón, y se apoyó en el ejemplo de uno de los mártires, el beato Francisco de Asís Arias Rivas, de quien “los testigos declararon explícitamente que, a pesar de haber sufrido humillaciones de parte de los perseguidores, murió perdonándolos”. Expuso también el testimonio del martirio de los beatos Mariano Caballero Rubio y Pedro Carballo Corrales, que “murieron invocando la misericordia de Dios y el perdón de sus agresores”. “El mártir, al final de cuentas, no es simplemente alguien que sufre persecución, sino también alguien que, como Jesús en la cruz, es capaz de decir: «Padre, perdona»”, concluyó.
“Muchas gracias, desde Sevilla, España, por este gran regalo a nuestra Archidiócesis”
Antes de finalizar la ceremonia tomó la palabra el arzobispo de Sevilla, que agradeció al papa Francisco el “profundo agradecimiento” de la Archidiócesis hispalense por esta beatificación: “Gracias, muchas gracias, desde Sevilla, España, por este gran regalo a nuestra Archidiócesis”. Monseñor Saiz reiteró que “la Iglesia, nuestra Madre, se alegra con los mejores de entre sus hijos que, soportando la prueba con amor, alcanzaron la gloria del cielo”. “El amor de Cristo ha transformado profundamente la historia, convirtiendo el suplicio de la cruz en camino de redención y de perdón. La tortura que han padecido nuestros mártires se ha convertido en ocasión de un amor más grande, incluyendo el perdón a los enemigos”, añadió.
Monseñor Saiz Meneses agradeció al Santo Padre “que haya inscrito a nuestros mártires sevillanos en el elenco de los mejores hijos de la Iglesia, los mártires”. Tuvo también palabras de gratitud para tres personas que han dedicado muchas jornadas de trabajo a esta causa: Monseñor León, postulador en fase diocesana y anterior delegado episcopal para las Causas de los Santos en la Archidiócesis, la delegada actual, María del Monte Chacón, y el postulador de la fase romana, fray Alfonso Ramírez. También tuvo una dedicatoria para el personal del Dicasterio para las Causas de los Santos, el Cabildo Catedral, con una mención expresa a la orquesta y coro, a los obispos que han venido a Sevilla y al nuncio apostólico, “por acompañarnos en este momento tan gozoso”.
La fecha asignada a los nuevos beatos, al igual que al resto de mártires de la persecución religiosa en España, será la del 6 de noviembre.